tag:blogger.com,1999:blog-59110425402445234442024-02-08T09:22:09.888-08:00Entre el estar y el irOlga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.comBlogger14125tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-10813639503260722682011-08-26T09:54:00.000-07:002011-08-26T17:11:16.688-07:00Life after cancer...<span lang="ES-PA"><span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Mi hermana Pilar me ha recordado que hoy hace un año, empecé a meterme “la bomba”, y por lo tanto un año que abrí este blog. Hace también varios meses que dejé de escribir nada en él. Pensé que el final de la quimio era suficiente motivo como para cerrar este episodio de la vida, que el tener ya bien poblado de pelo la cabeza, cejas y pestañas era la señal de que esto debía de acabar y me equivocaba. El tumor, con todo lo que nos trajo, dio inicio a lo que voy a llamar, para hacerme la bilingüe, “life after cancer”.</span></span><br />
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> <span lang="ES-PA">Y es que la “vida después del cáncer” es cada día y no sólo porque tengo el recuerdo muy cercano y el miedo todavía metido hasta el tuétano sino porque lo que reflexioné y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>aprendí desde la “parada técnica” del año pasado, no ha dejado de ocupar mi cerebro cada día, cada pedacito de día.</span></span><br />
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> <span lang="ES-PA"></span></span><br />
<span lang="ES-PA"><span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">¿Y qué fue eso tan importante, esa luz al final del túnel que encuentran, según los libros, aquellos y aquellas que han sufrido un trauma? Sencillo, camaradas, muy sencillo. He descubierto pero, sobre todo, he incorporado a mi vida un par de ideas. La primera: es más probable que yo me muera de un cáncer (o de un accidente de tráfico para hacerlo extensible incluso a los que tiene<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una genética poderosa) a que me muera de hambre. Ya, ya sé que hay millones muriéndose ahora mismo en Somalia pero en mi entorno, en el que tengo ahora y del que proviene la historia de toda mi familia, el hambre no nos ha matado. Algunos pasaron frío en el seminario, disfrutaban de naranjas sólo en navidad o apoyaban la nariz llenando de vaho el cristal de una pastelería en la España de la postguerra pero hambre, lo que se dice de hambre, no se ha muerto nadie. Y en cambio, ahí me tienes, preocupada desde que recuerdo por el futuro, por el “de qué voy a vivir” o quién me pagará la suficiente para satisfacer mis necesidades, mi “hambre”, en vez de preocuparme por lo que me somete, estadísticamente, a un mayor riesgo: el cáncer. Qué error, maripili, qué error!</span></span><br />
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<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> <span lang="ES-PA">La segunda “poderosa” idea en mi cabeza es la de la “finitud”. Todos sabemos que esto se acaba, que vinimos para irnos y que no tenemos ninguna certeza, ni ligera siquiera, de que después de esta vida, haya otra a la que merezca la pena llegar cuanto antes. Pero se hace tremendamente presente cuando superas los ochenta o cuando te dicen: señora, lo suyo no es ni Leo, ni Capricornio, lo suyo es Cáncer. A partir de ese día, una tremenda sensación de que esto se acaba invade mi cabeza; algunas veces de manera protagónica y otras, agazapada pero presente. Y me parece que todo es tan fugaz, que esta vida es tan efímera. ¿Cómo que ya he vivido la mitad? ¡Si estoy como empezando!</span></span><br />
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<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> <span lang="ES-PA">Estas dos ideas se han confabulado de tal manera que me han hecho tomar alguna decisión, por un lado la de cuidarme y por otro la de esforzarme en lograr que mi vida sea no sólo larga sino lo más plena posible. Y para prepararme para tal cambio he dejado el trabajo. Si, como lo oyen. Es tal la inercia que tengo de postergar todo por el “bien supremo”, el trabajo, que me dificultaba demasiado entrar en otra dinámica así que ni corta ni perezosa le dije adiós a veinte años de ir a una oficina. Me tomaré unos meses para aprender a vivir mejor y luego volveré a la carga (imagino, porque dinero para vivir sin volver, no tengo y a la lotería no juego…). ¿Cómo ven? </span></span><br />
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<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> <span lang="ES-PA">Así que, inspirada por mi amigo Jokin, con el que comparto angustias del presente y optimistas planes de futuro, voy a trabajar sobre la base de algunos indicadores que se adapten a mi vida en los tres pilares del Índice de Desarrollo Humano (un producto intelectual del PNUD, mi casa de los últimos diez años): Vida larga y saludable, conocimiento e ingresos decentes. O sea, que quiero vivir mucho y bien, disfrutar de las cosas que me desarrollan el cerebro (y que van desde volver a leer libros que me entusiasmen hasta reírme a carcajadas) y buscarme el sustento que permita tener una vida decente, ni un dólar más, ni una hora más entregada a esa tarea. </span></span><br />
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<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><span lang="ES-PA">Así que he empezado con eso de cuidarme, sin prisas pero sin pausa. Y creo que a ir regularmente a un gimnasio aunque tenga que lidiar con expresiones tan espantosas como “llega la operación bikini”, o cómo “modelar el cuerpo” o cómo quitar esos “kilitos de más”. Qué versión más machista, utilitarista y anticuada del cuerpo!! ¿No resulta repulsivo que alguien te hable así? ¿No se puede animar con algo más integral, más acorde con lo que una tiene en la cabeza, con eso de “la vida larga y saludable”? En fin, que es ese otro tema y ya me he enrollado suficientemente por hoy.</span></span><br />
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<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> <span lang="ES-PA">Os dejo. Si os parece seguiré contando cómo avanzo pero de entrada ya adelanto que se vive estupendamente, pero que muy bien, centrada en esta nueva tarea. Lástima que no nos paguen por ello…</span></span><br />
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> <span lang="ES-PA">Ah! Y ya saben, en el mundo de la comunicación digital es fácil de pulsar “delete” así que cualquiera que se sienta invadido por este blog, que pulse, pulse delete!!</span></span>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-1406748867808523012010-12-28T20:49:00.000-08:002010-12-28T20:52:50.915-08:00Que venga sobrado!El 2010 se acaba. Y yo con estos pelos! Pero no quiero dejar que pasen estos días sin deciros que habéis sido lo mejor del año. Que si algo me han traído estos meses ha sido vuestro cariño, constatar que soy muy, muy vulnerable y que os tengo cuando os necesito. No voy a olvidaros el 31, cuando en un rápido recuento del año pida un deseo. Me deseare salud y amistades que me aguanten. Y pensare en vosotros, en vosotras y os deseare lo mismo. Que el 2011 venga sobrado! Un abrazo fuerte.Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-38423102712071104952010-12-17T07:39:00.000-08:002010-12-17T07:51:58.547-08:00Haga usted vida “normal”…<span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Calibri;">Dicen mis hermanas que me echan de menos en este medio. Así que, como si de una serie de esas que nos tienen enganchados a medio planeta se tratara, os cuento que sigo chutándome quimio todas las semanas, que esta versión es una versión light pero como se va acumulando, termina con la paciencia hasta de la prima de Job. Tengo manos, pies y ojos con un hormigueo constante, picores en la piel, molestias como de artrosis, insomnio frecuente, lengua como quien se toma la sopa recién salida de la olla y otras monerías pero nada que ver con lo anterior. Lo más relevante es que no estaba preparada para esto, para tener molestias tantos meses y eso me tiene medio “cabreá” pero, como dijimos al principio, ya queda menos. Cada semana una menos y acabo en 5. El día de mi cumple, el 15 de enero será el día siguiente a mi última sesión. ¿Alguien se anima a brindar conmigo? Os espero aquí, en el delicioso trópico de enero.</span></span><br />
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<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Calibri;">Pero como de sufrimientos físicos os tengo hartos, no quería hablaros otra vez hasta no tener algo distinto que contar. Y ese algo se me vino a la cabeza hace unos días cuando volví a la consulta del cirujano que me operó.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Mi herida “tetil” sigue abierta y, aunque tiene una pinta excelente, una considera que 4 meses de “apertura” es suficiente para graduarme en limpiadora de heridas. No te preocupes, me dice, es que la quimio no te deja terminar de cerrar; en cuanto acabes verás cómo se cierra en un “plis-plas”. Por lo demás, tú haz vida normal. Y zas! Ahí se me vino de repente la necesidad de definir lo que, para mí, es una vida normal. Y recordé a mi abuelo (¡mi héroe!), quien dejó de trabajar a los 45 para dedicarse a la vida lúdico-social y nadie le recuerda como un caradura; imaginé a la gente en otras épocas previas a la revolución industrial, más calmadas, menos ocupadas pero también con vidas normales y me vi a mi misma. Y pensé en la prisa.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Calibri;">Creo que no he llegado a escribirlo pero os digo que esta enfermedad la he vivido, en algunos sentidos, como un gran placer. Suena casi obsceno escribir esto y no quiero parecer una de esas personas tan extraordinarias que en todo encuentran la oportunidad de santificarse o en todo una razón superior o una luz clarificadora. No, no he visto la luz ni siento una gran “antes y un después”. Lo que siento es muy prosaico, muy de andar por casa. Mi gran placer procede de que ésta ha sido la primera vez de mi vida en la que he estado meses sin ir a una oficina. Y no digo sin trabajar, digo sin levantarme a una hora determinada (aunque terminas haciéndolo a la misma hora, así es el cuerpo), sin necesidad de vestirme para “la ocasión”, sin obligación de mostrar que estoy en lo que estoy ni en mostrar resultados, sin el deber de tener que escuchar las ocurrencias de otros y con la libertad tan, tan empequeñecida que ni merece ese nombre. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Calibri;">Este periodo de mi vida, ha sido, salvando los escollos de todas las molestias recibidas, algo así como una muestra de lo que quiero que sea mi “vida normal”. Quiero dedicarme unas horas a ver qué pasa por mi oficina en España, a trabajar en las cosas que tengo que hacer aquí pero quiero seguir yendo a la piscina, tener tiempo para comer con mis amigas, pensar en qué voy a cocinar mañana, ir a comprar verdura o pescado fresco al mercado, tener al día las reparaciones de mi casa (o sea, que todo funcione razonablemente), poder hacer alguna cosa por otros sin tener que cobrar por ello, poder leer o no leer, ver la tele o no verla y que todo esto no esté aderezado por la palabra prisa. ¿Es mucho pedir? ¿Es tan raro y excéntrico esto que yo llamaría <i style="mso-bidi-font-style: normal;">vida normal</i>? Pues es lo que quiero de mí para los próximos 43 años, luego ya veré... </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Calibri;">Quizás para ello necesite dedicar la mitad de lo que hacía a la vida “laboral” y quizás incluso suponga cobrar la mitad. Ya, ya se que no tengo hijos (la excusa más usada desde hace unos 50 años; antes era curiosamente al revés, quien tenía hijos tenía el futuro garantizado…) aunque tengo hipotecas como todo el mundo pero acepto el coste que esta vida merezca. Hay mucho de donde cortar. Quizás tenga que vender el piso, ir menos veces a España o no tener un iPad, no jugar al golf (no lo he hecho nunca!) o salir menos a cenar fuera; quizás signifique no comprarme más zapatos en tiempo (tengo más de los que uso, eso no es problema), no decorar la casa como veo que se hace en las revistas o no cambiar de coche pronto; quizás hasta suponga que en mi casa haya menos ron y más cervezas, no sé, o quizás al final no signifique nada en lo material pero creo que, sea como sea, quiero llevar, como me prescriben, una vida “normal”. Y ahora que lo veo tan claro, ¿cómo es posible que haya llevado durante tanto tiempo otra?</span></span></div>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-84782642388112507502010-11-10T06:36:00.000-08:002010-11-10T07:58:13.389-08:00En el trópico y “desnuda”…<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif;">Han pasado ya tres semanas desde mi último encuentro con el blog y siento que hubiera pasado mucho tiempo ya desde esos primeros embates quimioterápicos que tanto horror me produjeron. Ahora estoy con la segunda tanda y efectivamente está resultando <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mucho más liviana. Cada semana (durante 12, o sea, hasta enero!) me sentaré nuevamente en el sillón de la clínica para hacer pasar por el circuito sanguíneo un líquido que me deja algo así como medio griposa unos días. Efectos: dolores musculares como de artrosis, sequedad inimaginable de piel y mucosas, calores menopáusicos, estreñimiento crónico y alopecia. En fin, nada comparable con lo anterior, ni tristeza ni desolación, aunque quimio al fin y al cabo. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero no quería centrarme en los efectos sino de una experiencia que tuve ayer y sobre la que me gustaría opinarais. Ayer salí en coche por la ciudad a hacer alguna cosa y, sin pensarlo, me quité la gorra que llevaba puesta. Recordé la primera vez que me pusieron gafas. Yo tendría unos 12 años y en el camino hacia la escuela creí ver que todas y cada una de las personas con las que me crucé pensaban: mira esa pobre niña; con gafas. Imaginé conversaciones entre familias que ni conocía: pues a la de Robles, una de las pequeñas, le han puesto gafas… Tardé muy poco en acostumbrarme a aquellos lentes y deseché la idea de que alguien se fijara en mí por miope. Sé que mi pelo, una vez acabado el tratamiento, volverá abundante y ondulado a cubrir mi cabeza así que quizás no mereciera la pena andar llamando la atención como lo “hice” con mis primeras gafas pero resulta tan cómodo no tener nada que te moleste en la cabeza que me invade la tentación de desnudarme y andar por la calle con la cabeza “cocobolo” que dirían por aquí.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif;">Por comodidad me gustaría no tener que llevar siempre gorra o pañuelo (maravillosos regalos de varias amigas y hermanas, por cierto). Hace calor, tengo que pensar con qué combina (son todos extraordinariamente estampados) y creo que, como mucho, originaría la misma escasa reacción que mis lentes: pues a la de Robles, le están dando quimio; o sea, nada. Pero es que además, no sé de dónde ha surgido la común idea de que la cabeza rapada de una mujer es algo impúdico, feo u ocultable. Yo veo nadadores rapados, luchadores rapados, señores calvos rapados, modelos rapados y resulta bastante normal, no? Pues mi cabeza no es más fea que la de ellos! </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero existe otra razón además de la de mi comodidad y la de las barreras del género y es la del estigma del cáncer. Sí, he tenido cáncer, se cura con cirugía y quimioterapia y ésta origina alopecia. ¿Ocultamos la escayola cuando se nos rompe una pierna? ¿Nos tapamos la nariz cuando nos resfriamos porque esté roja e irritada? ¿Maquillamos a los niños cuando tienen varicela para que nadie pueda ver sus granos en la cara? Pues por la misma razón, si tengo suficiente calor, debería poder mostrar mi cabeza, ¿no creen?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif;">Y así lo hice ayer, me bajé del carro, entré en el super, cogí un carrito y bajé al principio la cabeza. Me dije Olga, ¡arriba! Miré al fondo, nadie pareció mirarme mucho;<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>bueno, si, una niña de unos 4 años volvió la cabeza chupando un caramelo. En el pasillo de las pastas, me crucé con una señora que me saludó sonriente. Volví a cruzármela en los detergentes y esta vez me guiño el ojo. Estoy segura: ella también había “sido” calva y probablemente no se atrevió a pasear “desnuda” y me animaba a hacerlo. Al pagar, todos fueron tan amables que creí estar en una película americana de estrenos TV. Les faltó un” <em>I love you honney</em>!” o un animoso “<em>take care</em>!”</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif;">Y os pregunto si quizás resulta demasiado impactante ver a una mujer como yo calva y debería evitarlo por respeto a quien me ve ¿Es muy egoísta no hacerlo? ¿Creéis que es molesto ver a alguien con esta facha? ¿Será como aquel cuento del traje del rey en el que nadie atrevía a decir: el rey está desnudo? ¿Suena a “esta tía va de guay y quiere llamar la atención”? No sé, ahí lo dejo. Por el momento, os diré que hace un día precioso, que el huracán Tomás ya se alejó del Caribe y que, desde luego con este día, en mi terraza, la cabeza no me la tapo ni aunque fuera hija del talibán. Besos a diestro y siniestro!!</span></span></div>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-897198857995808402010-10-31T10:09:00.000-07:002010-10-31T10:09:21.260-07:00Por errorAyer, por error se me coló una cosa que estaba escribiendo a mi blog y se ha enviado automáticamente a todos mis queridos seguidores. Como quiero que sigaís siéndolo, por favor no os leáis (estaría bueno!!!) y disculpad la intromisión.<br />
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Os cuento solo que empecé a mis nuevas sesiones de quimio y que, a sábado, sigo sin efectos destacales aunque me han dicho que en unos días tendré algunos dolores musculares pero fácilmente eliminables con pastillámenes varios (tengo un botiquin que ni los baúles de la Piquer) y que estaré casi tooooooda la próxima semana en Portobelo viendo la vida pasar.<br />
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Os mando un abrazo enorme y en cuanto haya escribible en mi vida, os lo cuento!Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-17394094118225874432010-10-16T07:35:00.000-07:002010-10-18T14:20:48.588-07:00Sin contrincante en el ring<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">El viernes pasado, contra mi pronóstico, el doctor que sustituye a la oncóloga (quién está en un congreso de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">oncoturismo,</i> diría nuestro amigo Jesús Cárdenas) me miró a los ojos y me dijo: no veo ninguna razón para no darte la última sesión. ¿Ninguna razón? ¡Pero si me he pasado casi 12 días de los 15 que hay entre una sesión y otra sufriendo como condenada! Pero mi opinión es demasiado subjetiva y aquí lo que vale es el dato del linfocito; y ese, lo tengo de miedo; así que con los ojos medio llenos de lágrimas como aquellas que llenaban los de Heidi, de esas que no terminan de caer pero te generan el mismo atragante en la garganta, me senté en el sillón como quien va al matadero. ¡La última! era lo único que pensé durante las casi dos horas que dura la sesión. Y además, como dijo el doctor: ya has conocido el abanico total de efectos; esta vez, nada te va a pillar de nuevo. Dos argumentos poderosos: el final del túnel y el arsenal de remedios. </span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Y así volví a subir al ring, pertrechada con mis mejores armas. Entre las cuerdas, a la espera, me veía como “Hija de Karonte” o “La Maligna”, heroínas de lucha libre mexicana. Sólo de imaginarme con esa máscara, esos músculos y esa habilidad para saltar sobre el contrincante ¡me pongo tan contenta! Si fuera profesional de la lucha, me gustaría llamarme como me definieron alguna vez: "Huracán Yaviza".</span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Viernes, nada; sábado, golpecillo casi inexistente; domingo, medio de broma; lunes, martes… pero, ¿para cuándo el último embate? ¿Para cuándo llegan los efectos de esa acumulación lógica de toxicidad? ¿Dónde está el malestar general, dónde las náuseas, dónde la tristeza que te embarga por las noches?¿O es que me han metido agua? ¿La última iba de placebo? Porque lo que no puedo ni creer es que el cuerpo se acostumbre a esto... Les juro que estoy desubicada. Que estamos a sábado y he esperado a que pase una semana para declararme “libre de quimio dura” como Panamá se declara “libre de fiebre aftosa”. Pero si empecé con un humilde empate a cero ahora me he quedado moviendo los puños sin llegar a golpear, haciendo esos saltitos medio de entrenamiento en las cuerdas y vestida como en esas peleas, con mallas ridículas y máscara de tigresa. He ganado sin combate y eso, a una, le deja como compuesta y sin novio.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Ya está, ya pasaron los dos meses, ya tuvimos cuatro ciclos y no dejo de recordar las palabras del principio: paciencia, que esto se pasa y reivindico, más que nunca, el “ello parará” de la sabiduría riojana o el más famoso “no hay mal que cien años dure”. Luego vendrán más sesiones de otra quimio pero me aseguran que los efectos negativos serán muy reducidos, que tan solo me seguirá la cara de pardilla que se me ha quedado al caerse el pelo, pero poco más.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Y puestos a seguir con miedo, tan solo me queda decir que ya empiezo a asustarme ante la normalidad. O sea, ¿que quizás voy a estar normal en un par de semanas? ¿Que dejarán mi familia y mis amigos de tratarme con tanto mimo y amor? ¿Que dejaré de sentirme una pobrecita a la que hay que cuidar y tendré que volver a poner cara de comerme el mundo y parecer que puedo con tó? Ay! Que le había cogido gusto al sentirme tan, tan querida… Y una no sabe cómo agradecerlo. ¡Ha sido extraordinario sentirme así! Ha sido tan emocionante, tan inesperado recibir tanto cariño que me resulta difícil volver a la normalidad. De hecho, ahora mismo acabo de decidir que seguiré sintiéndome querida, con o sin blog, con o sin quimio. Que esto no se me va a olvidar y que, queráis o no, os tendré de bastiones y os pondré de ejemplo. </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Gracias y lo digo pensando en cada una de vosotras, en cada uno de vosotros. Gracias por atenderme, por pensar en mi, por leer lo que tan bien me ha sentado escribir, por cercar con una especie de círculo de amor este susto. Ojalá querer os haya sentado tan bien como a mí, ser querida. </span></div>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-72831858189168552042010-10-04T07:50:00.000-07:002010-10-04T07:50:46.961-07:00Solo de quimio…<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Muy felices me las veía yo el viernes por la mañana cuando escribí, intuyendo la salida del túnel, de mis pareceres sobre la salud pública y los recortes en materia social. Cerré el ordenador como para bajarme del ring, cuando una mano invisible me agarró por la solapa y volvió a ponerme tras las cuerdas. Otra vez la bomba, arrasadora y cruel me golpeó hasta aturdirme en lo que los doctos llaman el tracto grastro-intestinal. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mucositis</i>, se llama la vaina. Destrucción de mucosas desde la boca al intestino delgado. Lo más conocido: llagas por toda la boca. El resto, difícil de describir. Tos indefinible debido a las celulillas despegadas que, a su paso por la tráquea, se encontraba el aire que respiro; ruido en la garganta como de puerta mal engrasada, molestia estomacal parecida a una úlcera repetida en varias zonas y otras más conocidas y ya descritas: sabor de boca nauseabundo a pesar de carecer (a mi parecer) de papilas gustativas disponibles para saborear nada y dolor de cabeza; este último debido a que la quimio también cambia mi ciclo hormonal – por si alguien sigue aún creyendo que tras la nube tóxica, queda títere con cabeza…-</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Esta mañana al levantarme bastante mejor, gracias sin duda a unos cien remedios entre farmacológicos y alternativos que estoy tomando, he pensado en contarlo por una razón muy poderosa. Creo que la bomba, celosa de perder su protagonismo, se molestó cuando atravesé la frontera de mi relato para hablar de temas sociales (si ya el título lo decía: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">no me la perdonan</i>; pero nunca pensé que fuera ella, la bomba la más ofendida…). Así que obediente y temerosa aquí estoy, siguiendo sus designios, para declarar que ella es lo único que me importa todavía; la quimio es, aún, el centro de mi existencia y ni política, ni trabajo, ni literatura, ni programación televisiva se le acercan en interés. Dicho está. Espero que con esto valga porque el sábado estuve a punto de desfallecer, de escribir en el blog: hasta aquí llegué con el tratamiento. No quiero soportar un golpe más. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Como no está en mis manos el paso del tiempo, tras el sábado llega inexorablemente el domingo y tras este, el lunes y ya estoy en la curva de bajada de esta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mucositis</i>, con pinta de recuperada y con la cabeza en la que vuelve a caberme la idea de un nuevo round. No sé si para el viernes será posible o se retrase una semana más o quizás, como me dijo ayer la oncóloga, con una dosis un 20% menor (qué me están metiendo para poder reducir sin miedo una quinta parte????) pero estoy segura de que puedo con lo que se les ocurra porque para eso, como me decía ayer mi primo Miguel, está la cabeza. Que por alguna razón, la quimio puede con las mucosas pero no con las neuronas.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y por eso os lo escribo, para encontrarle un punto de vista irónico a este suplicio, para fortalecerme con la idea de que cada día que pasa es un día menos y que, aunque amplia y diversa la gama de efectos, sigo dispuesta a conocerlos todos por aquello de “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">por si las moscas</i>” que es, como entiendo, la razón científica de esta locura.</span> </span></span></div>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-30332294618821565852010-10-01T10:58:00.000-07:002010-10-18T06:20:09.923-07:00Esta quizás, no me la perdonan<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">He tenido que leer varias veces lo que escribí la semana pasada para asegurarme de que volveré a sentirlo. Hoy viernes, a una semana ya del 3° round sigo con malestar, con molestias en la garganta (ahora tengo las llaguitas que tenía en la boca la semana pasada, en la laringe; que no me privo de nada!) y con ciertas náuseas. Creo que mañana estaré casi, casi bien y el domingo, para festejarlo, me comeré una paella o macarrones que es, sin duda, mi comida favorita! Viva la nouvelle couisine!</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero dejémonos de <em>sufrires</em> físicos. Hoy voy a mojarme. Pienso escribir, para lectura y aburrimiento de quien me lee lo que pienso de la Democracia y del Reino de los Cielos, que, bien mirado, podría ser lo mismo. Me explico. ¿No creéis que es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cielo</i> un mundo en el que la ciudadanía (o sea, los hombres y mujeres que vivimos en él) somos los dueños y para organizarnos, delegamos en manos de aquellos profesionales que se lo disputen, la capacidad de organizar las cosas y de atendernos como merecemos, o sea, como dueños?. Pues eso es más o menos la democracia, ¿verdad? Ese es el contrato social que se aprobó (por cierto, expresamente solo para hombres según Rousseau, por eso se está arreglándolo para mujeres en el último siglo…) hace ya un par de siglos con la revolución francesa y que daba el poder al dueño; o sea, al pueblo. Se acabaron los monarcas venidos del cielo, los privilegios de la nobleza, la iglesia como poderosa rectora, los feudos y los esclavos. Somos los dueños del aire, del agua, de los ríos, de los mares, de la luz del sol, de las fuentes de energía, de las riquezas del subsuelo y eso nos hace millonarios. Mucho más ricos que Bill Gates, al que ya le gustaría disponer de una parte de la atmósfera, venderla por internet y luego con las “ganancias” decidir qué enfermedad tropical o qué país africano atender y sentirse como Dios.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y bueno, si somos millonarios, dueños y señores (millonarias, dueñas y señoras también) y tenemos un estado organizado para atendernos, no es mucho pedir que en esa atención se incluya la de la salud, la educación, la justicia, el cuidado de bebes, de los mayores… porque de eso se trata, de que nos traten como a reinas, como a reyes, como a dueños y señoras de lo que somos, del país, del mundo. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Ya sé que corren vientos de ahorro, de reducciones presupuestarias, de volatilidad bursátil (qué poco me gusta escribir esa palabra. Detesto la bolsa y todo lo que se relacione con la especulación financiera); ya sé que nuestros “empleados” hablan de bajarse el sueldo y que hay quejas entre los “arrendatarios” (empresas que disfrutan de los bienes de todos) sobre el precio que hay que pagar por las carreteras por las que circulamos, por los puertos desde donde se reciben o envían mercancías, por el suelo que se recalifica, por la juventud que se les proporciona formados para generar riqueza y por ello nos venden la idea de que la bajada de impuestos es la solución a todos sus males. Ya sé también que desde hace un par de años hay que atender las necesidades urgentes de quienes inventaron el precio del dinero, de quienes dijeron que un dólar era un papel que no se sostenía con ningún valor atrás, de quienes jugaron sin red para hacerse millonarios y se marcharon por la puerta grande dejando el destrozo que han dejado, pero eso no puede hacernos perder el norte: Somos los dueños, las dueñas del mundo y quienes trabajan para nosotros deben de atendernos como merecemos. Y a eso voy.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En Panamá, como en la mayor parte del mundo, los dueños del país no tienen buena atención médica y solo quienes tienen dinero pueden recibir lo que en otras latitudes se llama “servicios de salud dignos”. Solo quienes tienen dinero, solo a los privilegiados. Como antes de que se llamara a esto, estado democrático, como en un estado feudal. A mi si me atienden, pero ni siquiera porque tengo seguro sino porque tengo dinero.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mi seguro, uno medio serio según dicen, considera que mi operación era estética y muy cara y decide (unilateralmente, sin que exista nada escrito ni argumentos médicos que me puedan mostrar) devolverme tan solo el 30% de lo que me he gastado. Según ellos, la oncóloga, cobra 3 veces más de lo que el seguro reconoce como normal (debe de ser listísima…) y ellos me devuelven el 30% de ese monto que suponen normal. Del tratamiento de quimio, tengo que pagar el 30%. Total: esto cuesta unos 18.000 dólares. Si hacemos la comparativa en términos de renta per-capita con España, esta broma costaría unos 25.000 euros (eso teniendo un seguro respetable, no hablemos de los que nunca pagaron por uno!!). </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">No creo que ni un 30% de la población de este país cuente con recursos disponibles para pagar este monto, lo que les llevaría o bien a no ser tratados como merecen o bien a endeudarse para que bancos y aseguradoras sean felices y coman perdices. Y eso que son dueños y dueñas del Canal de Panamá, de cientos de kilómetros de costa en el pacífico y en el Caribe, de miles de hectáreas de selva tropical, de las mayores reservas de cobre de América Latina. Y eso que son dueños de un país entero…</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Por ello, cuando se oye hablar contra el estado de bienestar, a una se le ponen los pelos de punta. Volver a las tinieblas, al reino del mal. ¿De verdad que se sostiene la idea de que la culpa de todo la tiene el dueño que se enferma? ¿Alguien se cree que, a pesar de haber incrementado la productividad en el mundo en más de 17 veces en los últimos 50 años la culpa la tienen los viejos que viven mucho o que la gente trabaje poco? <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¡¡Pero si deberíamos, a juzgar por ese dato, de poder jubilarnos a los 40!!. Si con nuestros recursos hay gente muy rica (pero muy, muy rica, tanto que cambian el valor de una moneda tras una reunioncita en un hotel) es que están pagando poco por lo que usan. Y no me digan que los impuestos colapsan a las empresas porque no estaría Suecia o Noruega entre los países de mayor renta del mundo, sino Burundi o Senegal…</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Menudo rollo. Debo de estar mejor, aunque me queje. Aunque tengo todavía malestar estomacal. Aunque no esté tan contenta como para poder cantar. Mañana será mejor y les anuncio que queda solo una. Que el próximo viernes me meto en el cuerpo la última dosis de veneno duro y que a partir de ahí, solo escribiré lindezas y hablaré amor y de paz.</span></span></div>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-78803459770363432272010-09-23T10:34:00.000-07:002010-09-23T10:37:16.147-07:00Vaivenes y alegrías<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Seamos sinceros. El bienestar es mal inspirador de reflexiones. ¿Conocen algún poeta que gozando de buena salud, tras disfrutar de una opípara comida, recibir el amor correspondido de su amante, y cobrar una importante cantidad de dinero por su última publicación ideara alguna poesía imperecedera? Me temo que no. Y eso es básicamente lo que me ha pasado esta semana. ¿Qué les cuento yo a estos “seguidores” míos si estoy como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">una señora</i>? ¿De qué hablo yo en este blog -cuya responsabilidad ahora me pesa- si no estoy al tanto ni de política ni de ningún tema de actualidad que no fuera mi propio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yo</i> y ese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yo</i> lo único que puede decir es: “me encuentro entre bien y muy bien, gracias”?. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pensé en escribir sobre la amistad (que tanto valoro siempre y muy especialmente ahora) pero Rosa Montero se me adelantó y escribió un buen artículo sobre ello en El País. Pensé en hacerlo sobre las bondades de la familia numerosa que tan bien me ha venido en estos momentos (Gracias Pilar! Gracias Maria Luisa!) pero se me vinieron a la cabeza algunos otros inconvenientes y me dije: en ese lío, yo no me meto y ahí me quedé como seca, sin ideas. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y es que, aunque la semana pasada los horrores físico-mentales me hicieron sentirme como os conté (o sea, de la chingada!), amanecía el lunes y sentí nuevamente que la vida es una gozada, que la lluvia (no sólo en Sevilla…) es una maravilla y que la luz no sólo sirve para activar la clorofila que tan loca me volvió en la carrera sino para ver en Panamá la delicia que me ha hecho quedarme tanto tiempo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">También debe de ser efecto de la quimio ese subidón anímico que sientes, por lo que estoy por pedir el componente que me hace disfrutar así para entregarlo, en pequeñas dosis, a cuantos desesperados, desesperanzados y desanimados (iba a añadir la <em>–a</em> a todos los adjetivos pero la verdad es que las mujeres que me rodean son siempre tan optimistas!!) encontramos a nuestro paso porque me siento tan contenta que me encantaría repartir alegría por doquier.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Así es la quimio, una montaña rusa que te hace conocer el infierno y te sube al séptimo cielo en menos de una semana y así es el cuerpo, una materia moldeable que permite esa transformación. Mañana vuelvo al gris-marrón, al eterno malestar, a la nube tóxica. Y van tres. Suerte y al toro, me digo, y a la vuelta os cuento.</span></span></div>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-29352115671264079812010-09-17T14:30:00.000-07:002010-09-18T08:45:37.602-07:00Sin paliativos<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Esto es una putada. Esta enfermedad (o esta curación…) es una putada. Y hoy voy a sacar el enfado que tengo porque también, dicen, esto es parte del “duelo”. El segundo round ha sido menos dramático que el primero. Sabía lo que me esperaba y tenía nada más y nada menos que una hermana cuidándome (Pilar, quien se ha solidarizado de tal forma que duerme lo mismo que yo, llora cuando yo lo hago y ayer, hasta dijo: tengo la bnoca como seca...). Tomé mis medidas en lo más importante: el agua y la evacuación (disculpen lo escatológico) y las nauseas se fueron a la mitad, el dolor de cabeza, la sensación de intoxicación pero, aún así, me quejo. Esto es una putada.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">La boca. Tengo varias sensaciones. Una es como si no me hubiera limpiado los dientes desde hace unos 2 meses algo que, les juro, es falso. La otra es como si estuviera masticando una moneda de peseta de las de Franco (si, esas donde ponía 1 pta. y salía el calvo de perfil). Una más: es como si te bajaras de un bus de Ansa (Continental o Alsa, que no me voy a poner regionalista...) pero hace años; o sea, cuando la gente fumaba dentro y te hubiera tocado al lado de un viejo con un puro. ¿Recuerdan la sensación? Y finalmente empiezan las llagas, la boca como con heriditas. Y esto no va a menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">El cuerpo. Un profundo cansancio te invade. Las piernas no te aguantan, crees que no puedes mantener la cabeza erguida y cuando te sientas a la mesa a comer, lo haces apoyada sobre el brazo, como una niña malcriada. Además las almorranas (vuelvo con lo escatológico pero quiero que todo el mundo lo sepa!), la acidez de estómago y los gases. Tengo una cicatriz abdominal a la que Pilar llama el “camino de Santiago” de más de 50 cm. que tira al levantarte. Me molesta mucho verme sin pelo, con los ojos hundidos, con ojeras. Me da lástima mirarme.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">La herida. Creo que dije que se me abrieron los puntos de mi recién estrenada teta/tripa (la reconstrucción trajo carne de ese lado) y tengo una herida no cerrada a la que hay que limpiar y limpiar cada 4 horas. Emite un olor desagradable, entre el metano y el azufre que se me ha quedado para siempre en la pituitaria. No lo soporto. Bueno, si lo soporto pero me cuesta.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">El humor. Estoy entre triste y apagada. Se apodera de ti, además, una idea: esto no sirve para nada. 10,000 dólares de productos químicos (el seguro cubre gran parte, tranquisssss) sólo sirven para matar hormigas a cañonazos. ¿Qué es eso de que “te damos quimio por si hay alguna célula que se haya salido fuera del tumor”?. Parece tan poco científico… Pero bueno, supongo que la sospecha te asalta porque estás mal, con mal humor y con ganas de que esto pase. Pero claro que sí, voy a seguir!. De hecho, dentro de otra semana, el próximo viernes volveré a sentarme en ese sillón, a dejarme que me metan algo en el cuerpo que me hará sentirme de la chingada (gracias México por esa palabra!). Hoy, sólo de pensarlo me entran ganas de llorar. Seguro que mañana lo veo mejor y esa es la idea que debo de dejar que crezca en mi cabeza: esto se acaba.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;"><span style="line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">No estoy deprimida ni desesperada pero quería escribir también esto aunque no sea ni poético, ni profundo ni simpático. Quería deciros que tengo rabia, que cuando supe del cáncer no pensé en la putada que era, si no en el miedo a morir. Ahora, que por alguna razón ese miedo ha desaparecido, me quejo del proceso. Pero no se preocupen. Tengo un raudal de historias de asesinatos nórdicos dispuestos a esclarecerse en las páginas de varios libros. Es lo que tiene estar tumbada, que dejas que hasta Suecia te entretenga.</span></div>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-84580814580855179612010-09-11T09:17:00.000-07:002010-09-13T06:20:23.107-07:00Segundo round con Elena<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">11 de septiembre, hoy hace un año. Mientras el mundo mira hacia la barbarie de las torres gemelas o al magnicidio de Allende, este día está marcado en mi vida como aquel en el que, como un rayo, un aneurisma se llevó a Elena, mi socia, mi amiga. Dejó a Mario, su marido, a sus padres, a sus hermanos con una vida marcada para siempre. A Matías y a Julia, sus enanos, con una ausencia imposible de explicar ni con cuentos, ni con abrazos de “tietas”, ni con regalos. Sus amigos, sus amigas, seguimos sobrecogidos con la experiencia de la indefensión ante la vida pero con el recuerdo imborrable de su humor, de su brillo con la palabra, de su sensatez, de su pragmatismo, de su honestidad sin recovecos, de su frialdad reconocible en ternura, de su belleza como del sur... Elena Gutierrez Bergareche (Gutierrez qué? Cuántas veces nos reímos de esa bobada), exhaustiva conocedora de las letras de David Bowie, de Les parapluies de C</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">herbourg y Mari Trini... No te olvidamos Elena, sigues viva entre nosotros.</span><br />
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La muerte de Elena ha sido, sin lugar a dudas, el shock más fuerte de mi vida. La muerte de Camino, mi hermana, o la de mi madre -extraordinariamente dolorosas- fueron crónicas anunciadas. La de Elena, por inexplicable, repentina, por difícil de compartir con otros, supuso un golpe único. Si creyéramos en la teoría de la “nueva medicina” de Hamer (gracias Juncal!), el tumor habría surgido como respuesta del cuerpo a ese trauma y no sólo eso, supondría su proceso de curación. Tumor de mama derecha: shock vinculado con una pérdida de alguien “horizontal” (amistad, amor), shock “vertical” (un hijo, una hija) iría al izquierdo: el de mi madre al saber el cáncer de su hija… Lo dejo ahí pero resulta curioso pensar en esa vía, ¿no? Así que, de acuerdo al Dr. Hamer, me estoy curando.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero no era de Hamer de quién quería hablar ni siquiera de mi reciente calvicie… ayer me desperté con la coronilla como seminarista de los 40’s y me fui a rapar, trauma de unos 20 minutos que se saldó con una risotada al oír de Pilar, mi hermana más “sinsorga”, que parecía el Dalai Lama o un hare krishna (hare, hare). Pero no, yo hoy quería hablar de otra cosa. Quería hablar del estar. Del vivir hoy.</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Un día gris de la semana “chernobyl”, pensando en cómo viviría si me quedaran dos años de vida, si me diagnosticaran por ejemplo, metástasis, evoqué a Elena. ¿Qué hubiera hecho ella de saber que le quedaban doce meses? ¿Habría dejado el trabajo? ¿Habría cogido a los niños y a Mario y emprendido un trepidante viaje por el extremo oriente? ¿o quizás lo habrí</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">a dejado todo y habría escapado sola a vivir otras vidas? Nadie puede asegurarlo, pero a mí me resulta difícil de creer. Se habría levantado cada mañana y ayudado a Matías con el desayuno y a Julia, ¡si Julita se lo permitía!, a vestirse mientras miraba cómo entra la luz sobre esa magnífica torre medieval de Medina desde su ventana. Habría discutido sobre si ir ó no al monte con Mario el domingo o si hacían, como ella preferiría, un plan más “urbano” mientras escuchaba Radio 3. Habría, probablemente, vivido cada día <em>intensamente y con esmero</em>; ella que tan bien sabía reconocer lo importante. Y eso es estar. Y eso es lo que quiero aprender de este viaje. A estar, a vivir el presente y no, como suelo, vivir en el futuro. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Inicio del segundo round, todavía hoy me siento bien. Va por ti Elena, va por el privilegio de haberte conocido; con gratitud y alegría por haberte tenido de amiga, de socia; por la delicia que nos has dejado en tus hijos, mis sobrinos y por la casi certeza de saber que la luz de la ventana en tu salón, habría sido el cotidiano placer de vivir el día a día.</span></span>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-14505255924583176922010-09-06T18:05:00.000-07:002010-09-11T17:50:39.564-07:00De la huída y el hallazgo<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Dije que iba a ir de atrás hacia adelante así que doy un salto de rana de un par de meses. </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">No estaba yo en el mejor momento. Por alguna razón todo parecía costarme. El trabajo, en vez de vivirlo con la dosis de adrenalina que me despierta cada mañana, lo veía como una pesada carga. La casa de Portobelo, inalcanzable. Mejorar la dieta, hacer algo de ejercicio, una utopía. Por segunda vez en mi vida decidí dejar de lado el trabajo y hacer de mi capa un sayo por, al menos, tres meses. Y así se lo dije a mis jefes y a mi familia y a mis amigos: "me voy del mundo un rato, luego nos vemos". </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Dos días antes de empezar <em>la huída</em> se produjo <em>el hallazgo</em>. Me lo noté de casualidad, salió para avisarme al secarme de la ducha y no volvió a aparecer. Me gusta pensar que ahí estuvo la mano de mi madre. Y es que tengo un grado de religiosidad similar al de una niña de tres años: mi madre está ahí arriba viendo en qué andamos y si tiene que intervenir, lo hace sin mayor problema. Esa es mi imagen del más allá, de la vida después de la muerte, de la reencarnación, del nirvana y de todas las demás variantes. Pero, como asumo que si las cosas de la fe fueran tan simples no hubiera habido motivos para tanto enredo en la historia, tantas guerras, divisiones, palacios episcopales, budismo californiano, tiendas de souvenirs y muros de lamentaciones, viéndome el nivel, no me queda otro remedio que declararme “mujer de poca fe”. </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Así que permitidme creer que el bulto surgió como un aviso, pero no os dejéis llevar por la fe. Os lo aseguro: es mejor una mamografía. Y no hacérsela y no cuidarse y abandonarse a su suerte es, como diría Marta, un problema de autoestima. Y por eso le agradezco tanto a ella, a Gina y Ane que me dieran las pautas y sin alarma pero sin “relajo”, me pusieran en ruta. Quién sabe si, como otras veces, hubiera estado enfrascada en una idea, en un proyecto, me hubiera prestado alguna atención. Quién sabe si hubiera ido estando sola. En la parte de atrás de la conciencia, y aunque avergüence decirlo, tengo esa duda. Me hubiera parecido una “ñañería” preocuparme, cosa de flojas. Eso de los <em>controles periódicos</em> me suena tan a burguesas adineradas e inactivas... Mejor veo si me molesta y en un tiempo me lo miro. La diferencia entre un tiempo y otro es, nada más y nada menos, que la vida.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y en menos de una semana, cirugía y el milagro de la reconstrucción. Esto merece reflexión aparte. Nunca he experimentado que algo -diría alguien- tan <em>banal</em>, pudiera formar parte de la esencia. Te quitamos el pecho pero lo volvemos a rellenar. Despertarte con volumen, con tus pecas, con la piel que reconoces, aleja cual sortilegio la palabra cáncer de la cabeza. Y creo que, desde entonces, no he dejado de sentir el privilegio. El de estar cubierta por un seguro, el de que el dinero no sea un tema, el de tener a mi alcance toda la ciencia. Tantas mujeres muertas, tanta tristeza... Si fuera actriz o cantante de conciertos, defendería cual soflama: ¡Sí a la mamografía! ¡Sí a la cirugía estética! No al <em>total, no es lo importante</em>. La vida es mejor con formas, con bultos. La vida, es mejor con tetas!!.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Así que estando, como os decía, en fase de <em>encefalograma plano</em> cuando se confirmó el resultado, aunque se me nublaron los ojos, sentí una especie de liberación, casi, casi un poquitín de alegría. Era como si algo justificara mi estado y como si ese algo marcara el antes y el después que estaba buscando. De ésta, me cuido, de ésta decido qué hacer, de ésta descanso.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y así pasé las primeras semanas (el contacto con el <em>estoy enferma</em>, llegó después): alegrándome de estar convaleciente, de estar cuidada, de haberme enterado a tiempo y sintiendo sorprendida como la vida y el cuerpo, me están mostrando el camino sin que intervengan, como pensaba, neuronas, reflexiones ni libros de autoayuda.</span>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-76099190606519406982010-09-01T08:19:00.000-07:002010-09-11T15:29:33.817-07:00Primer round<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y de repente llegó <em>la bomba</em> (ruego se pronuncie con acento ruso, como de Chernóbil). Cuando el sábado, tras la ingesta de la que os hablé y animada por Gina me puse a escribir el blog, pensaba que estaba escribiendo sobre lo que se sentía con <em>la bomba</em>. No! lo que se siente, vino después.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><em>La bomba</em> es cómo un púgil. Ágil. Adiestrado. Certero. Y sin esperarlo, me ha enseñado toda su batería de golpes posibles. Pero como, al parecer, estamos entrenando, lo ha hecho de forma dulce, sin ensañarse, sin abatirme. Golpecito a la boca del estómago, caída a las cuerdas. Toque de náusea, no llegas a vomitar. Izquierdazo, huesos, vahído, vértigo. Molestias en todo el cuerpo. Vete a la cama. Relájate, que ahora vuelvo. Me levanto, me mareo. Quiero hablar, no me da el aire, viene la arcada. Y la acidez y el estreñimiento. Y el sabor de boca y el olor a todo. Todo tan físico, tan químico, tan real…</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero eso no es todo. <em>La bomba</em> se acompaña de artimañas más sutiles. Casi sin darte cuenta, te cubre de una finísima tela, como de araña marrón grisácea, que se mete entre los pliegues del cuello cuando te tumbas, entre los dedos; que te envuelve la espalda y se siente, exactamente, como la nostalgia. Y en las noches, se torna como liliácea y te avisa del miedo y te engaña con frases que no significan nada: para qué vine, adónde voy, qué he hecho hasta ahora… Y es aquí donde no sirven las recetas de frutas, ni de aloe ni cannabidioles. Aquí hay que sacar el arma secreta sin miramientos. Revolverse, limpiarse, no dejar que se te pegue. Y para ello: la cabeza. La evocación del mar, la imagen de mis sobrinos, una canción, saber que se acaba, contaros esto en el blog, mirarlo como desde fuera... Y si logras quitarte el tul, <em>la bomba</em> te abre otra puerta: la del estar. Estar sobre la cama porque puedes, oír música si quieres, callarte, no pensar, no hacer nada, sin culpa, esperar, no planear... Esto es nuevo, nuevo en mí y es la puerta que voy a atravesar. </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Ya está, quinto día. Creo que los restos de <em>la bomba</em> han salido ¡por fin! por la cañería. Vislumbro que se acabó el primer round. Ya queda menos y en el tablero, un modesto empate a cero.</span>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-5911042540244523444.post-24639263612794914712010-08-28T15:03:00.000-07:002010-09-12T01:46:53.480-07:00De inicios de la quimio y cannabidioles<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Hoy hace exactamente dos meses que el Dr. Fábrega, con una mueca entre la sonrisa amorosa y el deseo de no hacer daño me dijo: con este bultito no tengo la menor duda, es de los que no me gustan. No voy a contar ahora el proceso que siguió, lo contaré en otro momento porque pienso ir hacia atrás y hacia adelante como lo hace la música de Albéniz que inunda ahora mi sala. Lo contaré porque no pienso ahorraros los detalles, porque soy exhibicionista con las letras, porque así aseguraré que todas y todos estéis al día y quizás (<em>vanitas vanitatis</em>…) porque quizás logre interesar a alguien. Lo contaré, pero no ahora. Ahora empiezo por hoy, o mejor dicho por ayer.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Hoy hace exactamente un día que he comenzado mis sesiones de quimioterapia. Finalmente, tras casi 3 semanas de ver si las heridas abiertas mejoraban, se tomó la decisión de meterle al cuerpo la batería química que permita atacar cualquier celulita que, osadamente, hubiera podido pasar por el torrente sanguíneo con intención de asentar sus reales y ponerse a formar tumoraciones a lo loco. Allí me presenté con mi recién estrenado corte de pelo a dejarme intubar mientras escuchaba las alentadoras palabras no sólo de Milagros, la enfermera, sino de dos co-sufridoras que me llevan meses de adelanto en estas lides. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El secreto está en el agua, decía una; ni pruebes los cítricos, la otra. Yo he dejado de comer todo tipo de grasas, sólo me permito un poquito de aceite en la ensalada pero sobre todo paciencia, <em>mijita</em>. Paciencia. Esto se acaba y el tiempo pasa tan rápido! Paciencia, que cada día es un día menos para el final y éste llega. Tanta ternura en sus voces, tanta complicidad y tanta comprensión que no me costó identificarme y escucharlas en el recuerdo de mi madre. Mi madre, un día sobre un sofá similar, con una ansiedad similar, hoy me diría algo parecido, casi con esa misma voz aunque el acento las distanciara. Panamá-Villarcayo, 8,000 km. y ninguna distancia hoy. Y por si la hubiera, ya nos encargamos de que Albéniz la borre. </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero mientras ellas revelaban sus secretos yo no quería hacer lo mismo con el mío. Desde Colombia, desde Bilbao, de México, de la isla del Rey en el Pacífico o del Caribe en Manzanillo y procedente de todas las búsquedas on line, mi secreto era un secreto a voces pero nada recomendable de meter en la conversa así que, aunque sintiéndome ligeramente insolidaria, preferí callar: Tenía marihuana para librarme de todos mis males.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Acabé en menos de 2 horas de mi inmersión química y llegué a casa con la serena intención de sentarme <em>a ver lo que siento</em>. Nada por ahora. Pero, como ciertos toques de ansiedad y mi vida actual son compañeras inseparables, decidí abrir mi cajita de la risa y fumarme el preciado secreto.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">He sido fumadora profesional pero nunca mucho de sustancias ilegales, solo de las legales mortíferas y otrora bien vistas. Así que como si de un “celtas” se tratara, calada va, calada viene, que me casco el canuto.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><em><a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Panama_Red">Panamá Red</a></em>: la reina de las marías, la mejor de las hierbas del continente americano. Aquella que, en su momento, alegró la vida de decenas de miles de soldados gringos y panameños y a cuantas otras almas pasaran por Panamá, ombligo del mundo y paso natural entre Colombia y México.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">No había pasado una hora cuando mis amigos, que diría habían llegado intencionadamente después de que ya me hubiera acabado mi <em>terapéutico peta</em>, veían como mi cara palidecía. Aguanté como pude y aún tuve tiempo de sentenciar, defender y opinar con cierta vehemencia sobre cuántos temas se trataran no sin confundir plurales, géneros y conjugaciones verbales de cuantas palabras pronuncié. Un colocón de espanto. </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y a medianoche: fantasías animadas de ayer y hoy. Se me agruparon todos los miedos, recuerdos, aspiraciones, quereres de antes y de ahora y acabé con un ataquito de desazón más propio del día antes de un examen que del <em>día D</em> de la quimio. Eso sí, ni una náusea. Ni un malestar estomacal pero ideas fijas generadoras de ansiedad y tristeza, todas. Gracias a Isabel que estaba a mi lado para traerme al mundo real, <em>al de a aquí no pasa nada</em>.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y hoy, ¡que ya es hoy!, cuando cuento a quienes me asesoran (que incluso lo hacen en otros temas no menos sesudos para insignes organismos de cooperación internacional…), las recientes experiencias con la terapia alternativa, he sido tratada como lo que soy: una ignorante, neófita y avezada primeriza. ¡No era un vulgar cigarrillo!. Se trataba de una mezcla cuasi sagrada de cannabidiol y THC que debe de tomarse en dosis lentas, poniendo intención en cada aspirada y, ¡desde luego!, no dejando que éstas superen las dos o tres sin saber cómo afectan al cuerpo y mente, ésta, en mi caso, con clara tendencia a la sobre-estimulación...</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Así que hoy se me mezcla la sensación entre resaca y malestar gripo-estomacal, manejable pero nada recomendable. ¿Y quién es la guapa que se atreve a preguntar a qué se debe? Otra vez a mantener silencio. Pero esta vez no lleno de insolidaridad sino de absoluta y total vergüenza por mi torpeza.<em> Quod natura non dat, Salmantica non praestat…</em></span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Seguiré con Albéniz, que me ayuda a ver la vida en <em>color sepia</em>, como recomienda mi amigo Luis. Y <em>voy de mi corazón a mis asuntos</em> que diría el centenario Miguel Hernández, de la terraza a la cama y del sofá a la terraza sabiendo que esto se acaba. Que hoy queda un día menos. Que por paciencia no sea, que lo malo es soportable y lo bueno, mucho por llegar.</span>Olga Robleshttp://www.blogger.com/profile/07638632797515592801noreply@blogger.com27